Pintar y dibujar es para mí una necesidad y un placer, un tormento y una satisfacción cuando llego allá donde quiero. Momentos de verdadero éxtasis que justifican todo el resto.
Intento hacer de un mundo pequeño, localista y cotidiano algo universal.
La belleza la he buscado siempre, incluso en la época de estudiante, en los 80, con la ‘transvanguardia’, cuando era un término anacrónico y devaluado, que ni siquiera yo sabía que buscaba.
La belleza para mí, cuenta con la complejidad, el color, el aire, el espacio y muy recurrentemente con formas circulares y ovoides, a veces periféricas, a menudo planas, que dan respiro en el ojo y tregua al espíritu.