Susanne Wehmer utiliza un lenguaje que podemos llamar hiperrealista por su grado de detallismo, pero no es la realidad objetiva de la que trata de hablar sino de cómo esta aparece sublimada, transfigurada, por el deseo. Un deseo que a su vez es fabricado por los medios de comunicación, la publicidad y demás productores de paraísos artificiales, de universos de seducción. Sus pinturas, realizadas al óleo sobre metacrilato, contraponen la técnica tradicional con el soporte industrial logrando unos acabados satinados propios de las revistas y, en general, de las imágenes nacidas para el deleite sensorial. Sin embargo, en sus obras prevalece cierto silencio que es justo el reverso de las estridencias mediáticas.