Mi obra se caracterizaría por ser siempre cambiante y mostrarse en series que van cediéndose el paso unas a otras. Sin embargo, una de las constantes de mi trabajo, en general, es una suerte de necesidad de abrir hacia dentro, de superponer planos y de descubrir fondos y transparencias, ya sea haciendo incisiones en la tela o arañando la materia con caligrafías o líneas que, finalmente, se convierten en los hilos conductores de la obra.